Una ciudad entre elegancia oceánica e identidad vasca
Biarritz seduce por su doble naturaleza: la de una estación balnearia con historia imperial y la de un vibrante pueblo vasco lleno de tradiciones. Bañada por el océano Atlántico, combina la elegancia de sus villas Belle Époque con la energía bruta de sus olas, apreciadas por surfistas de todo el mundo. En la encrucijada de influencias españolas y francesas, Biarritz cultiva un arte de vivir singular, a la vez chic y relajado.
Barrios con atmósferas variadas
Cada barrio de Biarritz ofrece una cara diferente de la ciudad. El centro, con su paseo marítimo, su casino y sus tiendas, atrae a los visitantes en busca de animación y vistas. Les Halles, corazón gourmet y animado, concentra el alma local en un ambiente auténtico. El barrio Saint-Charles, más residencial, encanta por su tranquilidad y sus comercios de proximidad. Más al sur, el barrio de Beaurivage conserva un espíritu de pueblo, mientras que La Négresse y Milady ofrecen un entorno más tranquilo, sin dejar de estar cerca de la actividad.
Las playas y el litoral, entre surf y contemplación
Biarritz es inseparable de sus playas míticas. La Grande Plage, frente al Hôtel du Palais, acoge a bañistas y paseantes en un entorno emblemático. Más salvaje, la Côte des Basques es la cuna del surf europeo y un lugar ideal para admirar el atardecer. La playa de Milady, menos frecuentada, seduce por su ambiente más tranquilo. Entre estas playas, los acantilados y los senderos costeros ofrecen vistas espectaculares, especialmente desde el Rocher de la Vierge o la Villa Belza.
Una ciudad para explorar a pie
Biarritz invita al paseo. Un recorrido desde el faro hasta el puerto viejo permite apreciar toda la diversidad de su litoral. El circuito de los 9 lugares imprescindibles, propuesto por la oficina de turismo, invita a descubrir joyas arquitectónicas como la iglesia Sainte-Eugénie, la capilla imperial, la Gare du Midi o el Acuario. Alejándose un poco del centro, se descubren tesoros escondidos como los búnkeres del plateau de l’Atalaye o las callejuelas tranquilas de Beaurivage.
Una agenda cultural y festiva todo el año
Biarritz vibra al ritmo de sus eventos. En verano, los conciertos al aire libre, fuegos artificiales y casetas animan las noches. A lo largo del año se celebran citas imprescindibles: el Biarritz Piano Festival mezcla música y paisajes marinos, Wheels and Waves reúne a apasionados del surf, las motos y el arte, mientras que la Semana de los Restaurantes en otoño pone en valor a los chefs locales. Todo el año, la ciudad ofrece exposiciones, obras de teatro y festivales para todos los públicos.
Una gastronomía arraigada e inventiva
Es imposible alojarse en Biarritz sin explorar su gastronomía. Entre tradiciones vascas y creaciones contemporáneas, la ciudad está llena de direcciones tentadoras. El mercado de Les Halles es una visita obligada para probar jamón de Bayona, queso de oveja, pimiento de Espelette o pescados recién capturados. Los restaurantes, desde bistrós de barrio hasta mesas con estrella, presentan los sabores locales con delicadeza. Algunas direcciones confidenciales, a menudo fuera de los circuitos turísticos, ofrecen platos generosos en un ambiente acogedor.
Experiencias fuera de lo común
Biarritz también revela una cara más discreta, a menudo reservada a quienes se toman su tiempo. Un paseo matutino en paddle mar adentro, un aperitivo frente al océano desde Etxola Bibi, una misa en la iglesia ortodoxa o una partida de pelota vasca con los locales son momentos preciosos. Lejos del bullicio estival, estas experiencias dan a la ciudad una dimensión más íntima y auténtica.
Una ciudad para vivir en inmersión
Tómese el tiempo de vivir Biarritz como sus habitantes. El domingo, empiece con un café en una panadería, pasee por el mercado y luego haga un picnic frente al océano en los prados del plateau de l’Atalaye. Siga los caminos costeros hasta Bidart o deténgase a charlar con un artesano shapeur que fabrica tablas de surf a mano. Aquí, cada encuentro cuenta una historia, cada calle guarda una sorpresa.
Un punto de partida ideal para explorar el País Vasco
Biarritz es también una puerta abierta a todo el País Vasco. Bayona, Guéthary, San Juan de Luz o Espelette están a menos de una hora. En pocos kilómetros, se pasa del océano a las montañas, de calas a pueblos en lo alto. Un territorio rico y vibrante, por descubrir al ritmo de las fiestas locales, los mercados y los paisajes cambiantes.
Biarritz, una invitación a la estancia
Tanto si busca descanso, naturaleza, cultura o gastronomía, Biarritz sabrá acogerle con estilo y sinceridad. Reserve su alojamiento y déjese guiar por la belleza de esta ciudad donde el Atlántico abraza el País Vasco, entre refinamiento, energía y tradiciones vivas.













